sábado, 18 de abril de 2009

Dale Miranda!!

Bueno como ya se habran dado cuenta nuestra queridisima amiga Miranda, no es muy participativa que digamos, por lo menos no en el blog, sin embargo lo lee. Asi que les queremos pedir su colaboracion para convencerla de que explaye aca sus pensamientos, despues de todo estuvo en todo momento de acuerdo con la formacion del blog y demas accesorias.

Miranda: sabemos de tus problemas de conectividad pero ya que te gustan tanto las letras, ponelas en un papelito, que nosotras las subimos!! sabemos que queres hacerlo Miranda! Es tu turno!! Nuestros lectores quieren saber que piensa Miranda! Quieren saber los detalles de McCactus!!!

Quien quiera que Miranda sea la proxima en actualizar el blog que firme aqui!!!

El juro que volveria....

.... y volvio.
Ayer me designaron de esta forma "ahora te toca actualizar a vos el blog!!" "y porque yo?" fue mi contestacion, "porque tenes algo que contar" casi me grito Sam. La verdad es que como lectores de nuestros altibajos se merecen saber que la semana pasada volvia con Mr.Ingenuidad, pero despues de todo no fue la gran cosa. Me llamo para vernos porque tenia algo que decirme, pero yo no estaba en mi casa. Asi que lo llame muchas horas despues cuando volvi. Le pregunte que hacia de noche y contesto que estudiar, asi que alla fui. Lo cierto es que no estudiamos, porque cuando llegue le pregunte que me queria decir, y dijo que ya era tarde que el momento habia pasado. A regañadientes logre conseguir que me dijera que pensaba volver conmigo, pero que se le habia pasado, y despues de un poco de charla termino preguntandome si queria volver con el. Obvio que ni lo pense, subimos para besarnos pero el venia de jugar a la pelota y estaba literalment "salado" asi que se fue a bañar, cuando volvio yo ya estaba dormida. Ese, sin glorias ni penas, fue nuestro regreso.

Pero lo que paso una noche anterior a esto, es lo que merece ser contado. Hace 5 años me hice hincha del club de Futbol L. Me converti en amante de esa pasion de la noche a la mañana un buen 14 de noviembre. Sencillo, un amigo mio me mostro lo que realmente era la pasion, el sentir en el hablar, en el gritar, en el vestire el color de la camiseta. Mi amigo PePe (asi lo vamos a llamar porque es Pura Pasion, por el club obviamente), me lleva a la cancha cada vez que yo tengo ganas. Siempre como buenos amigos, a menos que contemos la vez que nos besamos en su habitacion, y la otra que me beso en la cancha tras un gol. Con PePe nos vemos solo para ir a la cancha, aunque eso no quita que cada vez que nos vemos nos contamos TODO. La semana pasada nos encontramos en el facebook y arreglamos para ir a la cancha. A partir de ahi comenzaron ciertas tentativas de el para que pasemos un tiempo solos, ya sea antes o despues de la cancha. La decision fue comer en su casa, solos, despues del partido. 5 minutos antes de que empezara el partido me dijo que me iba a dar un beso si metiamos un gol, cambie el acuerdo a un beso si ganabamos, pero como siempre que voy a la cancha perdimos. En el camino de regreso me mimo para que se me pasara el dolor de la perdida. En su casa comimos y fuimos por helado para el postre. El en un sillon yo en el otro, el se termino su helado y yo le convide del mio para lo cual me pase a su sillon. Seguimos charlando y en un momento, le recuerdo que se habia olvidado de mi beso. Contesta que habiamos perdido, lo mire y le dije que me lo podria haber dado con el gol, me dice que todavia estaba a tiempo de darmelo, y yo me niego, a la cual no me deja eleccion y me dice que me lo da igual... y me lo da.... Nos besamos unas cuantas horas... Primero en el sillon, despues en la escalera, y en la cama de su hermana... Hay un detalle que me da verguenza contar.... pero el punto es: Despues de eso, esta bien volver con tu novio como si nada hubiese pasado¿?

Espero sus opiniones....

jueves, 9 de abril de 2009

Un fin de semana extraño (parte 2)

Esa noche en el bar le planteé a mis amigas mi confusión. ¿Qué hago? ¿Es realmente mi amigo o es algo más? Se me cruzaban imágenes de mi muy reciente “ex” pero también momentos en los cuales la amistad con Arquiman parecía no ser tanto una amistad. Sam y Miranda, amigas suyas desde la adolescencia, prometieron no darme mayor información de él que la que le daban a él de mi pero en cierto modo me alentaron. “Si realmente te interesa, animate”. Más tarde, esa misma noche, lo invite a acompañarme a un evento cultural en Capital. Ni lo dudó.

A la tarde siguiente Arquiman me esperaba a la hora y en el lugar en que habíamos quedado. Todo el viaje hasta el lugar fuimos charlando como buenos amigos, sin insinuaciones pero con confianza. Al llegar al obelisco comprobé que había equivocado la hora del evento y el lugar aparecía completamente normal y cotidiano... ¡El evento ya había pasado! Le juré que no lo había inventado, pero lo cierto es que a mí me interesaba más esa salida a solas con él. Ya que estábamos ahí, decidimos ir a “El gato negro”. Con unos ricos cafés y un tostado de por medio hablamos como nunca de miles de cosas. De nuestras carreras, de las amistades, de anécdotas, de proyectos. En determinado momento hablamos de unos textos que él había escrito y me había dado a leer. Había uno en particular en que la indirecta se hacía demasiado directa y yo no dudé en admitirle que reconocía ese detalle.

Lo decía y las manos me temblaban. Mis sentimientos hacia él en aquel momento eran confusos. Lo quería y mucho, lo suficiente como para no querer perderlo ni lastimarlo pero al mismo tiempo sentía que tal vez estuviera confundiéndome si le daba a entender algo.

- Estoy confundida -le decía.- Me importás, la paso bien con vos.- Y no podía decir más nada. Ahí fue él quien me sorprendió. Me miraba fijo (desde hacía rato) y de pronto me dijo:

- Estoy enamorado de vos desde la primera vez que te ví.

Yo temblaba de arriba a abajo. Tenía las manos enfrente de mi cara, como a mitad de un movimiento y ahí se quedaron. No podía moverlas y me temblaban. No podía mirarlo a los ojos, miraba el lado interior de la vitrina llena de latas de cafés, tés y especias. Miraba las chinches que clavaban la tela de la vitrina. Pero por dentro me sentía más feliz que nunca. Una felicidad extraña, sentía que iba a explotar, que no entendía nada. Intenté explicar razones, intenté explicar miedos, barreras, indecisiones. Él me miraba sonriente y asustado a la vez. Me agarró una de las manos que seguían en el aire entre nuestras caras y me dijo que no había nada en que pensar tanto. Sonreí.

Después de conversar un rato más sobre otras cosas, pagamos la cuenta y caminamos por Corrientes hacia el obelisco. Cada tanto él me abrazaba contento, pero luego me soltaba, indeciso. Parecíamos dos chicos de 15 años.

Al llegar al obelisco nos sentamos y hablamos sin sentido. Nos miramos en silencio un segundo. Era obvio que lo que ambos queríamos era otra cosa. Y entonces sin dudarlo, nos besamos.


Y así es como completo el post anterior acerca de la amistad y el amor. Aún no somos pareja, ni llevamos mucho tiempo juntos, pero ¿quién sabe? Muchos amores empezaron de una sencilla y creciente amistad.

viernes, 3 de abril de 2009

Amor... Primero amistad.

Miranda siempre tuvo relaciones en las que primero fueron amigos, primero se conocieron, y luego, paso algo entre ellos.

El miércoles pasado, Miranda, Charlotte y yo tuvimos una reunión de café improvisada . Y en esta surgió el tema de como nace una relación, como es la mejor manera, para nosotras, de que esta ocurra.

G y yo fuimos amigos meses antes de ponernos a salir, Charlotte fue amiga de Mr. Inseguridad varios años, Carrie chateo un año con Sr. M, y Miranda, fue amiga varios meses de su ex antes de estar con el.

Siempre, nos conocimos primero. Miranda, Charlotte y yo, creemos que es la mejor manera, conocer primero a la persona, conocerla mucho. Creemos que el amor sin primero una amistad es insulso, falta algo.
Como dijo Charlotte: "No podría conocer a alguien, y al mes casarme como hacen muchos... Por mas que la amistad se de después." Tampoco Miranda y yo.

Esta charla nos llevo al problema que esta teniendo Miranda ahora.

Tiene interés por McCactus.... Pero él es muy cerrado, no se abre, y ella siente que no lo conoce. A su vez, siente que la relación no avanza... No va para ningún lado. No es que quiera hacerla oficial y seria ya... Pero esta estancada, y le gustaría dar un paso para algún lado.
Pero a su vez, no puede llegar a conocer a McCactus, por lo cual... No sabe que hacer. No sabe si el tiene interés por ella o no, no sabe si el quiere ir para adelante, o solo tener sexo con ella. Tampoco sabe como hacer para darse cuenta de estas cosas. ¿Cómo hace para que esto avance? ¿Cómo hace para que, implícitamente, le de a conocer lo que ella quiere?

Sin poder imaginarme como seria una situación así... Como poder "andar" con alguien sin conocerlo... Le di el mejor consejo que se me pudo ocurrir: "De a poco, muy sutilmente, dale a entender que te gusta... Cuando te acaricia o besa el cuello... Cuando te agarra de la cintura... O lo que sea que a vos te guste.
También decile que te gusta de el... Hacelo de forma muy inocente y disimulada...".

Charlotte estuvo de acuerdo conmigo, y mas que esto no pudimos decir.
Ninguna de nosotras imagina una situación así... Y ninguna de nosotras piensa que podría estar en esta.
Claro, Miranda tampoco lo hacia, hasta que, de alguna forma extraña, termino en ella.

miércoles, 1 de abril de 2009

Un fin de semana extraño (parte 1)

En post anteriores Sam habló de mi relación con el Sr.M. y luego de su inesperada aparición que concluyó en un último encuentro el viernes pasado. Ya hacía un tiempo había yo descartado la posbilidad de volver a verlo, pero ahora que la posibilidad era real tenía miedo. Miedo de no poder superarlo, de encontrarlo y arrepentirme, de que el encuentro me hiciera necia y quisiera volver todo atrás. Sin embargo, apenas si pensaba en el encuentro: había otro tema dándome vueltas en la cabeza.

El viernes me encontré con él en un bar a las tres de la tarde. Cuando lo vi entrar pensé que ese momento -volver a verlo después de tres meses- iba a ser difícil, pero sin embargo apenas si me conmovió. En cambio, sus actitudes nerviosas, la forma en que se movía sí me preocupó. Empezó a explicar que estaba en un momento de su vida de mucha confusión, de mucha presión y apenas pasados cinco minutos se levantó para ir al baño y vi que lloraba. Recién entonces sentí un poco de pena y suavicé el tono frío y despreciativo con que lo trataba. Cuando volvió a la mesa me pidió de ir a otra parte así que fuimos caminando hasta una plaza.
En el camino fuimos charlando de otras cosas para romper un poco el hielo. Al llegar a la plaza, ya estabamos los dos mucho más distendidos y pudimos conversar mejor. La conversación no fue fácil: ambos teníamos mucho que decir, pero ninguno sabía por qué parte empezar. De a poco, fuimos diciendo todo lo que habíamos guardado durante un mes para decir. Él me contó su problema familiar y personal sobre su carrera, me contó de las presiones y la parálisis que todo eso le provocaba. Entonces le expliqué lo que yo pensaba de él y su situación, cuestiones que yo ya tenía masticadas de hace rato, sus virtudes y sus defectos, consejos y recomendaciones para ahora, para más adelante... Era terrible ver que me escuchaba como si fuera la única salvación, mirándome desde lo más hondo, con la mirada húmeda. Confesó que en este momento era yo la única persona que él escuchaba, que lo conocía de verdad. Luego me contó sus proyectos y me dijo que estaba decidido a superar este momento como fuera, pero que lo peor para él era tener q hacerlo solo y sabiendo que estaba así por su culpa.
A esta altura no pude contener mi conmoción: ese hombre al que había amado apenas conociéndolo, que me había cambiado la cabeza totalmente y que había logrado en mí cosas hermosas, al que había amado hasta hacía tan poco tiempo con locura, parecía deshacerse delante mío. Me confesaba que me amaba, que me iba a amar siempre, y yo apenas si lograba rescatar amor por él. Lo que más sentía por él en ese momento era pena.
Lo abracé con fuerza y él se aferró a mí como quien intenta no hundirse, lloraba silenciosamente en mi hombro. Pensé en que yo también había sufrido, un mes entero sumida en el silencio de su cobardía. Yo, que me habría jugado con tan sólo una pizca del amor que me estaba declarando ahora, me daba cuenta que no había manera de volver atrás. Y tuve pena de él, y tuve pena de mi, que lo había amado con demasiada esperanza, ahora ya muerta.
Entonces me quebré, le reproché que no hubiera aparecido por tanto tiempo, que no entedía por qué habíamos llegado a este punto si hubiera sido posible volver atrás, reconciliarnos. Pero era como tirar piedritas a un pozo muy profundo. Ni siquiera había eco en él, apenas si podía pedirme perdón, aclarando que no lo merecía. Era casi como gritarle a las paredes por algo irrecuperable. Entonces él me abrazó y cuando menos me dí cuenta me estaba besando muy suave, muy despacio, con miedo, pero al mismo tiempo aprovechando cada último movimiento. Tardé un poco en reaccionar y lo besé en respuesta. Pero ya no sentía nada.
Abría los ojos en medio del beso y miraba hacia las calles q rodeaban la plaza. Rogaba que nadie nos viera, que especialmente una persona no me viera besándolo.

Hablamos toda la tarde, hubo muchos abrazos y muchos besos también, más de los que hubiera pensado, pero a esta altura lo único que quería era terminar bien con alguien a quien había querido tanto. Ambos terminamos agradecidos de habernos conocido, sabiendo que por una u otra razón esto había tenido que suceder ya que no fueron pocas las dificultades q se interpusieron durante la relación y aún así las habíamos sorteado para estar juntos.
Esta vez se trataba de él contra sí mismo y yo no podía hacer más que darle consejos de parte de una persona que lo quiere y conoce mucho, pero no podía ya acompañarlo. Éste es un crecimiento que le toca a él y que estoy segura logrará superar. Lo convencí que así sería.

Nos despedimos en la estación de tren. Le hice prometerme que sacaría de adentro suyo el miedo, la parálisis que le impide luchar por él mismo, todas las ideas que vienen atándolo a la nada misma y que no lo dejan crecer. Me sonrió entre lágrimas y me lo prometió. Sentí que me despedía de un niño grande al que amaba pero que tenía que dejar crecer. Me sentí bien de poder ayudarlo, de ofrecerle otro panorama distinto en el cual aprender a enfrentarse a los problemas. Nos despedimos con un beso y la confianza de saber que si algún día quería contarme algo, invitarme a alguna exposición de sus trabajos o simplemente verme para charlar, podía hacerlo. Siempre será para mí una persona importante y aunque ahora sea difícil ser amigos y quizás es mejor mantenernos alejados, en algún momento de nuestras vidas vamos a estar felices de haber vivido lo que vivimos, de habernos conocido.

Las despedidas me dan una nostalgia extraña. Más si es en una estación de tren, más si es al atardecer. Más todavía si sé que por fin se terminó algo que hace tres meses no hubiera creido que podría terminar así. No pude evitar llorar.
Iba escondiendome de la gente cuando escucho a Charlotte llamándome. La abracé y le conté que todo había terminado bien, que yo soy demasiado emotiva y estas cosas siempre me ponían mal. Por suerte, ella sonreía, me dio un abrazo y confirmamos que esa noche nos juntaríamos en el bar para contarles de esto.

(....)


La reunión fue en el bar de siempre pero tres horas más tarde de lo habitual. Miranda dijo riendo que era reunión de emergencia por mí, así que mas me valía empezar a hablar. Les contaba del encuentro cuando de pronto entraron al bar tres amigos nuestros, uno de ellos ArquiMan. Él es un amigo muy cercano de Miranda y Sam, que participa en muchas de nuestras salidas y que conoce nuestras intimidades casi tanto como nosotras. Incluso lo hemos llamado en broma "el amigo gay", aunque todas sepamos bien que no es así. Durante mucho tiempo para mí fue un amigo más, hasta que empezó a hacerse evidente que tenía cierto interés por mí. En enero, momentos antes de irse de vacaciones por un mes, confesó que en algún momento de su vida querría q yo fuera su novia. Recuerdo que lo tomé bastante a la ligera y pensé que se le pasaría, yo estaba totalmente dedicada a mi relación con el Sr. M. en aquel entonces. Cuando volvió fingí como que no había pasado nada, pero ya empezaba a verlo con otros ojos. Me fui yo, y a mi vuelta ya estaba peleada con Sr.M. pero no pensaba que por estar sola tenía que lanzarme a los brazos del primero que apareciera. Sin embargo, Arquiman estaba en todas mis salidas, cada vez con mayor presencia, acompañandome sin decirlo en este mal momento, conteniendome aunque sin esperanzas. Desde que había tomado la desición de cortar mi relación con Sr. M. noté que me importaba su presencia en las reuniones, que me gustaba verlo, que pasaba mucho tiempo con él sin aburrirme. Pero todavía tenía mucho miedo por mi encuentro con el Sr.M. y no quise acelerar las cosas. Me hice la tonta ante cada insinuación suya, en cada saludo y abrazo, pero me daba cuenta que algo cambiaba en mí.
Cuando lo vi entrar al bar el viernes a la noche internamente sentí alegría. Yo había dejado una frase por la mitad y las chicas esperaban que terminara de hablar, así que les dieron a entender que apenas terminaramos de charlar, nos juntábamos. Inmediatamente se fueron pero en mí algo era distinto: Toda la tarde había pensado en él, en que no me viera despidiéndome del Sr.M., que no pensara que volvía con él. Y ahora que lo veía no quería que se fuera, quería cambiar de tema de conversación, quería que se quedaran. Ya no me importaban los sucesos de la tarde, ahora hablaba dispersamente, y mirando cada cinco minutos la puerta, esperando que volvieran.

¿Qué me esta pasando? me preguntaba. Entonces sentí la necesidad de confesarme a mis amigas de café.